Una noticia estremeció a la familia del básquetbol, esta misma semana: “Olimpia se retira del campeonato”. Increíble, pero con todos los visos de veracidad, habida cuenta de que la versión fue confirmada por la propia Confederación Paraguaya de Básquetbol, cuyo presidente, Marcelo Bedoya, escribió una carta al actual presidente decano, a quien impuso de la situación.
Resulta difícil imaginar el básquetbol sin Olimpia. Y al Olimpia sin básquetbol. A lo largo de la historia, ningún club obtuvo tantos campeonatos como el Olimpia, en la rama masculina: 30, 15 de los cuales de manera consecutiva, entre 1946 y 1960, y en la rama femenina, fue protagonista de todos los campeonatos organizados, desde 1949 en adelante, y sus títulos suman más que los 7 logrados por el Ciudad Nueva de Edith Nunes, los 6 del Cerro Porteño de las hermanas González, o los 6 de Guaraní o los 8 de Félix Pérez Cardozo.
Olimpia y Guaraní fueron los primeros equipos que jugaron un partido oficial, en 1936. Al año siguiente, comenzaron los campeonatos oficiales, ininterrumpidamente hasta el presente. En la cancha de Olimpia comenzó la difusión del baloncesto femenino, en 1948, y se extendió a partir del primer campeonato oficial en 1949. Es decir, estamos hablando de un club que, por historia, tiene su nombre mismo asociado al básquetbol.
Y ni hablar de las figuras, muchas de ellas legendarias, que desfilaron por los equipos de Olimpia. Unos cuantos de ellos: Isusi, Bogado, Bacigalupo y el entrenador, Amarilla, fueron parte del equipo campeón de Cúcuta. Pero a estos hay que agregar jugadores de la talla de Bendlin, Tapiolas, Fiorio, Fotheringan –el primer “yanqui” del básquetbol paraguayo–, y entre las chicas, las hermanas Mamacha (campeona del ’52) y Estelita (campeona del ’52), que luego brillara en Cerro Porteño, lo mismo que Dionisia Echagüe, que también fue figura azulgrana, y su hermana, Nunila.
Si el básquetbol sigue vivo en Olimpia, es porque un grupo de dirigentes, abnegados y generosos, han “bancado” todos estos años de vacas flacas. No tienen el más mínimo respaldo de la Comisión Directiva del club, cuyo esquema no contempla los deportes “menores”. Pero la culpa no es de Delmás y compañía, sino de todos los que en los últimos diez años, enceguecidos, invirtieron fortunas en el fútbol, sin obtener el más mínimo rédito deportivo. Y esta memoración incluye también a “Rata” Domínguez, que parece haber olvidado que si es lo que es en el deporte, lo es gracias al básquetbol, de cuya confederación llegó a ser presidente.
El paraguayo suele decir, con esa su consuetudinaria resignación ante los malos momentos: “Cuanto más ivai, iporã aguî”. Es de esperar que el tiempo de las vacas flacas termine pronto, y volvamos a ver flamear al franjeado en el mástil de los mejores del básquetbol paraguayo. La Comisión Directiva tiene la palabra… y la chequera.
José María Troche
Fuente: Diario ABC
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