martes, 12 de mayo de 2009

El nuevo Ron Artest


El delantero de Houston no parece el mismo jugador que, hace unos años, se subía a las gradas a entrarse a puños con los fanáticos

Houston - Las advertencias estaban todas ahí: el pelo enmarañado, los punzantes ojos, las gesticulaciones, la frustración y, finalmente, la enfurecida carrera a través de la cancha. Ron Artest estaba en movimiento, como un tren de 260 libras dirigiéndose directamente hacia Kobe Bryant.

Posiblemente, toda la fanaticada del baloncesto suspiró de manera simultánea el pasado miércoles. Cuando Artest ataca, cosas malas usualmente suceden. Lo que pasó el miércoles, en cambio, fue casi una sorpresa: nada.

Artest, el musculoso delantero de los Rockets de Houston, estaba furioso porque Kobe Bryant, el estelar defensa de los Lakers de Los Ángeles, le había pegado un codazo cerca del cuello.

Artest le gritó molesto a Bryant, en la cara. Después, tras haber manifestado su punto - y habiendo sido expulsado de juego por los árbitros - calmadamente abandonó la cancha del Staples Center.

Uno o dos años atrás, el incidente seguramente habría terminado a puños o en algún tipo de motín. Sin embargo, los Rockets, quienes enfrentan a los Lakers en la semifinal de la Conferencia del Oeste de la NBA, no tenían esa preocupación.

“Nunca me preocupo con Ron”, dijo Shane Battier, de los Rockets. “No iba a hacer nada que arriesgara seriamente a él o al equipo. Tenía un punto válido. Le dieron un golpe y sólo quería que la gente supiera que no iba a tolerarlo”.

Con Artest, la gente se ha acostumbrado a esperar lo inesperado y a prepararse para la violencia. Pero el Ron Artest que increpó a Bryant la semana pasada en Los Ángeles no es el mismo que subió a las gradas y peleó al puño con fanáticos hace cuatro años y medio en Detroit.

Podría incluso no ser el mismo Ron Artest que llegó a Houston el verano pasado. Todavía es como un boxeador en la pintura, con un bioritmo impredecible y una mecha ocasionalmente corta. Pero la poderosa agresividad de Artest ha sido canalizada y ligeramenta refinada.

Aprieta su mandíbula, pero no sus puños.

Una evolución está en proceso y nunca fue más evidente que en este breve y acalorado momento la semana pasada. De hecho, Artest ha estado trabajando en cómo lidiar con estas situaciones desde que se unió a los Rockets. Ha sido un esfuerzo de toda la temporada, guiado y asistido por Shawn Respert, el director de programa para los jugadores de los Rockets.

Respert, un ex defensa en la NBA de 37 años, trabaja ahora con el desarrollo personal de los jugadores y una amplia gama de aptitudes de vida. Es un mentor y confidente. Y nunca ha estado más orgulloso de Artest.

“Durante toda su vida, Ron ha sido un ‘peleón’ ”, dijo Respert sobre Artest, quien se crió en el barrio neoyorquino de Queens. “Pero creo que ahora se ha pulido hasta convertirse en un combatiente. Entiende que tiene que ser más creativo sobre cómo enfrentar la batalla, que no sea arañando y peleando. Creo que tiene una técnica que trabaja para él”.

La técnica es bastante simple. Artest ahora habla durante momentos intensamente emocionales, algunas veces de manera demostrativa, pero siempre bajo control. La política de los Rockets ha sido permitirle la laxitud para que lo haga.

“Va a confrontarlo como quiera”, dijo Respert. “Pero lo confronta y trata de mental y sicológicamente entender lo que pasó antes de responder físicamente. Hablando, controla sus emociones”.

El más grande testimonio de la evolución de Artest es que, hasta esta serie, no había estado involucrado en ningún incidente, dentro o fuera de la cancha, durante toda la temporada. Le cantaron tres faltas técnicas durante la temporada regular ninguna flagrante, mientras promediaba 17.1 puntos y 5.2 rebotes por juego.
“Fue grandioso. Sólo jugué baloncesto. Lo miré al terminar la temporada y me dije: ‘wao, lo hice durante toda una temporada, la primera vez en mucho tiempo’. Estaba muy feliz”.

Por HOWARD BECK / The New York Times

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