viernes, 6 de julio de 2007

Hijo de gato...

Ese sábado santo (Abr.07.2007), mientras recorríamos las instalaciones de Bella Vista Mall, Tito Horford se quedó ensimismado. Jamás hubiera pensado que su retoño Alfred Joel Horford Reynoso se había convertido en una figura popular para los dominicanos. Niños y adultos requerían información de primera mano y el rostro del padre dibujaba una sonrisa de satisfacción.

Tito no llegó a ser el jugador de la NBA que todos esperábamos. Pero los años, ni su alejamiento de las canchas han borrado su candor, su bonhomía, su trato dulce. Ahora con un vástago con inmensas proyecciones se siente más que complacido. De paso, pocas han sido las parejas de padres e hijos en el negocio y estos lo han conseguido en menos de 20 años.

El paraíso podría ser el techo del jovencito de Puerto Plata. Vive dedicado al trabajo, tiene aun infinidad de cosas que lustrar, como nos señalara su dirigente Billy Donovan, en la Universidad de Florida, pero es intuitivo y cada día se envuelve más. Unos auguran que es el más atlético de todos los delanteros y que podrá aportar de inmediato. Necesitará su tiempo, pero si las suplicas al altísimo se cumplen, en 3 años, con la ayuda de todos, deberá estar convertido en figura.

Pero los dominicanos sentimos un aguijón clavado en nuestro espíritu, una marca tatuada en el corazón. Hace dos años no se le invitó al seleccionado nacional para el Pre-Mundial 2005 efectuado en Santo Domingo, por su juventud, cuando necesitábamos un rebotero y se optaron por otras opciones. Esa vez terminamos haciendo el ridículo. Hoy no habrá dinero con que cubrir las exigencias de los dueños de su contrato.

La mejor de las suertes y amplias oportunidades para un dominicano más que conquistará el mundo, a base de su voluntad. Finalizar su mencionar a Faisal Abel, su entrenador y guía en el Colegio De La Salle sería no haber dicho nada.

Por Luis R. Madera Campillo

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