El cántaro fue al río por sexta vez, pero no se rompió, alguna vez será y en un momento de la historia España podrá sumar el titulo de Euro-Basket, para muchos esta era la oportunidad soñada, los jugadores se mentalizaron para ello, Pepu Hernández confió en su tinglado, pero como señaló un comentarista de TVE, el canasto “escupió el balón” sobre la chicharra que indicaba la conclusión de las acciones.
Como sucedió en 1935 ante Letonia, en 1973 frente a Yugoslavia, en 1983 y 1999 frente a los italianos y en 2003 frente a Lituania, los actuales campeones del mundo se quedaron a solo un soplo de obtener un evento que le resulta huraño, escabroso e inconveniente. España demostró que tiene orgullo, garra y personalidad, amen de su máxima estrella, Pau Gasol, muriendo sobre la duela y cargando sobre sus hombros todas las responsabilidades.
Los rusos volvieron a lo más alto del podio 14 años después, cuando aún eran Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, esta vez de la mano de un Andrei Kirilenko entonado y obtuvieron además el codiciado pasaje para China, junto a los lituanos que terminaron terceros. Aquellos hombres de gélidas tierras han logrado una mixtura impensable con un base americano y un técnico judío. Los lituanos parecen ser la esencia del baloncesto, posiblemente, lo mejor que tenían escondidos los soviéticos y por años se mantienen en la cresta de la ola aún sin un imperecedero Arvydas Sabonis, que a los 43 años una sombra que todos quisieran tener.
Grecia, Croacia, Alemania y Eslovenia van al repechaje que ya tiene todos sus cupos llenos. Además tiene fecha pero no sede. De uno y otro lado del chaco atlántico quieren efectuarlo y las ansias corroen más de un alma.
Con la marea en alto, lo primero que ha tintineado es la cabeza de Hernández y afloran las diferencias con el presidente de la Federación Española , José Luis Sáez. A favor del entrenador hay que decir que no ha transitado sobre un lecho de rosas, que la custodia de un titulo es siempre tarea atrevida y que jugar con la emotividad de una sede es un embelesamiento añadido. España cumplió pero no hizo aguas, este grupo aún está para más.
Pero el Euro-Basket deja otras muchas enseñanzas. Ratifica el juego de control, el dominio de la zona de tres segundos, la oportuna y eficaz selección de los lanzamientos y el dominio de los fundamentos. Los personalismos parecen desaparecer sobre el tabloncillo. Por ello, los equipos del viejo continente que irán al repechaje mundial lucen desde ya como favoritos frente al resto. De las tres plazas disponibles es muy seguro se hagan con la mayoría.
Tan disputado fueron los encuentros que las estadísticas asombran: 15 partidos se decidieron por 5 o menos tantos; igual número de encuentros cerró con una diferencia entre 6 y 10 puntos; y solo siete choques brindaron una ventaja mayor a 20 unidades. En 29 ocasiones el marcador superó los 80 tantos, pero solo en 5 oportunidades fue más allá de los 90 y nada alcanzó los 100 puntos, pese a que España se quedo a una unidad de esa gloria. Una irreconocible Alemania fue el único quinteto que no alcanzó 50 puntos en un juego. Esto solo observando el marcador. Hubo mucho corazón rodando en los minutos reglamentarios.
En los aspectos individuales, Dirk Nowitzki fue el mejor encestador con 216 unidades y media de 24.0, seguido de Tony Parker (20.1), Hidayet Turkoglu (19.2), Gasol (18.8) y Andrei Kirilenko (18.0). El líder en rebotes fue el israelí Yaniv Green (9.3), Nowitzki (8.7), Kirilenko (8.6), el ruso Viktor Khryapa (7.8) y Memeht Okur (7.7). Las asistencias fueron para el lituano Sarunas Jasikevicius (5.6), escoltado por el israelí Meir Tapiro (5.0), el esloveno Jaka Lakovic (4.3), el italiano Massimo Bulleri (4.0) y Khryapa (3.2).
De este lado el mundo el mensaje ha sido escuchado con claridad. Brasileños y puertorriqueños están en toque de atención y se barajan posibilidades. Para los primeros sería un reto impensable entregar las riendas del conjunto verdeamarello a un argentino, por diferencias históricas, lo que haría que uno de los tantos ex yugoslavos podría cruzar el Atlántico y para los boricuas la decepcionante capitanía de Manolo Cintrón abre otras puertas, inclusive para quien hasta hace un par de meses era un total desconocido: Scott Roth.
Todo el mundo tenía sus ojos puestos en Madrid, todos jugábamos. No había evasiva. Además de los que obtenían su pasaje, Estados Unidos, Argentina, Australia, Irán, Angola, los anfitriones chinos, ya con número en la Villa Olímpica y los que exasperadamente buscaran su pase: los cuatro de Europa, los tres de América, Nueva Zelanda, Camerún, Cabo Verde, Líbano y Corea.
Para algunos habrá un respiro, pero para todas las maquinarias para subir a lo más alto en China están puestas sobre el escenario. Solo citar a Argentina, es una muestra de ello: hacer la incorporación de los chicos dorados sin lastimar el plantel. Los mismos Estados Unidos ya han anunciado la suma de otros nombres incluyendo a Dwayne Wade… no será un camino sin obstáculos la llegada a los pies de la Gran Muralla.
El domingo 16 dejo muchas satisfacciones, pero también enormes interrogantes en un mundo que necesita respuestas. Como decía aquel programa radial dominicano: “la vida no se detiene, prosigue su agitado curso…”. China se nos viene encima y no es cuento.
Luis R. Madera Campillo
Como sucedió en 1935 ante Letonia, en 1973 frente a Yugoslavia, en 1983 y 1999 frente a los italianos y en 2003 frente a Lituania, los actuales campeones del mundo se quedaron a solo un soplo de obtener un evento que le resulta huraño, escabroso e inconveniente. España demostró que tiene orgullo, garra y personalidad, amen de su máxima estrella, Pau Gasol, muriendo sobre la duela y cargando sobre sus hombros todas las responsabilidades.
Los rusos volvieron a lo más alto del podio 14 años después, cuando aún eran Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, esta vez de la mano de un Andrei Kirilenko entonado y obtuvieron además el codiciado pasaje para China, junto a los lituanos que terminaron terceros. Aquellos hombres de gélidas tierras han logrado una mixtura impensable con un base americano y un técnico judío. Los lituanos parecen ser la esencia del baloncesto, posiblemente, lo mejor que tenían escondidos los soviéticos y por años se mantienen en la cresta de la ola aún sin un imperecedero Arvydas Sabonis, que a los 43 años una sombra que todos quisieran tener.
Grecia, Croacia, Alemania y Eslovenia van al repechaje que ya tiene todos sus cupos llenos. Además tiene fecha pero no sede. De uno y otro lado del chaco atlántico quieren efectuarlo y las ansias corroen más de un alma.
Con la marea en alto, lo primero que ha tintineado es la cabeza de Hernández y afloran las diferencias con el presidente de la Federación Española , José Luis Sáez. A favor del entrenador hay que decir que no ha transitado sobre un lecho de rosas, que la custodia de un titulo es siempre tarea atrevida y que jugar con la emotividad de una sede es un embelesamiento añadido. España cumplió pero no hizo aguas, este grupo aún está para más.
Pero el Euro-Basket deja otras muchas enseñanzas. Ratifica el juego de control, el dominio de la zona de tres segundos, la oportuna y eficaz selección de los lanzamientos y el dominio de los fundamentos. Los personalismos parecen desaparecer sobre el tabloncillo. Por ello, los equipos del viejo continente que irán al repechaje mundial lucen desde ya como favoritos frente al resto. De las tres plazas disponibles es muy seguro se hagan con la mayoría.
Tan disputado fueron los encuentros que las estadísticas asombran: 15 partidos se decidieron por 5 o menos tantos; igual número de encuentros cerró con una diferencia entre 6 y 10 puntos; y solo siete choques brindaron una ventaja mayor a 20 unidades. En 29 ocasiones el marcador superó los 80 tantos, pero solo en 5 oportunidades fue más allá de los 90 y nada alcanzó los 100 puntos, pese a que España se quedo a una unidad de esa gloria. Una irreconocible Alemania fue el único quinteto que no alcanzó 50 puntos en un juego. Esto solo observando el marcador. Hubo mucho corazón rodando en los minutos reglamentarios.
En los aspectos individuales, Dirk Nowitzki fue el mejor encestador con 216 unidades y media de 24.0, seguido de Tony Parker (20.1), Hidayet Turkoglu (19.2), Gasol (18.8) y Andrei Kirilenko (18.0). El líder en rebotes fue el israelí Yaniv Green (9.3), Nowitzki (8.7), Kirilenko (8.6), el ruso Viktor Khryapa (7.8) y Memeht Okur (7.7). Las asistencias fueron para el lituano Sarunas Jasikevicius (5.6), escoltado por el israelí Meir Tapiro (5.0), el esloveno Jaka Lakovic (4.3), el italiano Massimo Bulleri (4.0) y Khryapa (3.2).
De este lado el mundo el mensaje ha sido escuchado con claridad. Brasileños y puertorriqueños están en toque de atención y se barajan posibilidades. Para los primeros sería un reto impensable entregar las riendas del conjunto verdeamarello a un argentino, por diferencias históricas, lo que haría que uno de los tantos ex yugoslavos podría cruzar el Atlántico y para los boricuas la decepcionante capitanía de Manolo Cintrón abre otras puertas, inclusive para quien hasta hace un par de meses era un total desconocido: Scott Roth.
Todo el mundo tenía sus ojos puestos en Madrid, todos jugábamos. No había evasiva. Además de los que obtenían su pasaje, Estados Unidos, Argentina, Australia, Irán, Angola, los anfitriones chinos, ya con número en la Villa Olímpica y los que exasperadamente buscaran su pase: los cuatro de Europa, los tres de América, Nueva Zelanda, Camerún, Cabo Verde, Líbano y Corea.
Para algunos habrá un respiro, pero para todas las maquinarias para subir a lo más alto en China están puestas sobre el escenario. Solo citar a Argentina, es una muestra de ello: hacer la incorporación de los chicos dorados sin lastimar el plantel. Los mismos Estados Unidos ya han anunciado la suma de otros nombres incluyendo a Dwayne Wade… no será un camino sin obstáculos la llegada a los pies de la Gran Muralla.
El domingo 16 dejo muchas satisfacciones, pero también enormes interrogantes en un mundo que necesita respuestas. Como decía aquel programa radial dominicano: “la vida no se detiene, prosigue su agitado curso…”. China se nos viene encima y no es cuento.
Luis R. Madera Campillo
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